El submarino Titán desciende hasta los 4.000 metros de profundidad, suficiente para llegar hasta el Titanic, que se hundió en 1912 tras colisionar con un iceberg, a unos 600 kilómetros al sureste de la costa de Newfoundland, en Canadá, y a unos 3.800 metros de profundidad.
Esta nave viaja a unos de 5,5 kilómetros por hora y pesa alrededor de 10 toneladas. Sus dimensiones son de 6,7 metros de largo, por 2,8 metros de ancho y 2,5 metros de alto. Su carga útil es de 685 kilos.
Está hecho de fibra de carbono y titanio. Además, cuenta con cuatro propulsores eléctricos Innerspace 1002.
Tiene una tripulación de cinco personas, que incluyen un piloto, tres invitados que pagan y un experto en contenidos.
Según OceanGate, el viaje tiene un costo de US$250.000 por persona.
El Titán está equipado con una plataforma integrada desde la que el submarino se lanza y a la que regresa después de cada inmersión.
La inmersión completa, incluido el descenso y el ascenso, dura ocho horas en total (dos horas y media para el descenso, tres horas de exploración en el lecho marino y dos horas y media para la ascensión de regreso a la superficie).
El viaje parte desde la ciudad de St. Johns, en la provincia canadiense de Terranova.
OceanGate Expeditions dice que el Titán tiene un sistema para monitoreo en tiempo real de los cambios de presión y la integridad de la nave que alerta al piloto con tiempo suficiente para que pueda abortar la inmersión y regresar a la superficie en caso de que sea necesario.
David Concannon, asesor de la compañía, dijo que OceanGate perdió contacto con el submarino el domingo por la mañana. Tenía un suministro de oxígeno que dura 96 horas, señaló en un correo electrónico enviado a The Associated Press el lunes por la tarde.
Además de llevar a turistas y expertos al naufragio del Titanic, el Titán es utilizado para estudios e inspecciones del sitio, investigación y recopilación de datos, producción de películas y pruebas de hardware y software en aguas profundas, de acuerdo con National Geographic.
También ha sido empleado en la investigación de otros naufragios como el del Lusitania y el Bismarck.
Para su construcción, OceanGate contó con la colaboración de especialistas de la NASA, Boeing y de la Universidad de Washington.
En cuanto al tour hacia el Titanic, OceanGate Expeditions lo describe como una forma de “salir de la cotidianidad y descubrir algo verdaderamente extraordinario”. // El Comercio