Luego fue visto en México, Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Bolivia y otros rincones de Centroamérica.
El primer turno en Sudamérica fue para Colombia. En el Planetario de Bogotá, un centro astronómico, un millar de personas vibraron alrededor del mediodía cuando las nubes permitieron ver el eclipse.
El mal clima amenazó con impedirlo, pero el “anillo de fuego”, el efecto que crea el hecho de que la Luna no tape por completo el Sol, se dejó ver por unos segundos y provocó sonrisas y llanto de felicidad.
Xiomara Cifuentes se emocionó hasta las lágrimas. Junto a su esposo y sus tres hijos pequeños y adolescentes veía a través de un ‘telescopio’ hecho con cartón.
Al principio, cuando el cielo estaba tapado fue “angustiante”, dijo a la agencia AFP. Luego fue “muy emocionante”. “Será un recuerdo grato” de la familia para el futuro, agregó la funcionaria pública de 41 años.
Protegido con gafas especiales Jhoan Vinazco, un universitario de 25 años, vio por primera un eclipse de Sol. Fue “un momento bastante bonito (…) una cosa indescriptible, sin palabras”, sostuvo.
La NASA, que transmitió en directo entre las 15:30 y 17:15 GMT, había urgido a las personas tomar medidas preventivas y utilizar gafas de visión solar, nunca lentes de sol regulares, para preservar su visión.
Se espera que más tarde sea visto en el norte de Brasil antes de terminar al atardecer en el Océano Atlántico.
[Foto: AFP] / La gente observa el eclipse anular de sol en el planetario de la Universidad de Costa Rica.
Eclipse con sonidos
En la calurosa Península de Yucatán (este), donde el fenómeno fue más visible en México, cientos se reunieron en el Gran Museo Mundo Maya. “Presenciar aquí un eclipse es una experiencia inolvidable y llena de energía”, comentó Pierre Durand, antropólogo francés de 42 años.
En Penonomé, a 160 km de Ciudad de Panamá, Carlos Ramírez recibió el eclipse vestido como un viajero del espacio exterior. “Desde niño soné con ser astronauta (…) Me pareció espectacular el evento aquí en Panamá”, dijo a la AFP Carlos Ramírez, un guía turístico de origen colombiano, de 55 años.
Para los no videntes también hubo oportunidad. Santos Espinal, de 54 años, estaba entre una decena de personas ciegas que disfrutaron del eclipse en el Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Honduras, a través del sistema tecnológico “Light to Sound”.
“A medida que va cambiando el eclipse, va cambiando el sonido”, dijo a la AFP, emocionado.